Por Psicóloga Clínica Teresa de Jesús Avilés R.
📧 teresa.aviles@yahoo.com.mx

Hay hombres que parecen volverse otros cuando sienten que no son el centro de atención. Su enojo se enciende rápidamente cuando su pareja o hija le presta más atención a otra persona, especialmente si se trata de otro hombre: un hermano, un amigo, un vecino.
¿Qué hay detrás de esta reacción?
No se trata solo de mal carácter o de un mal día. Estas explosiones de ira pueden esconder patrones más profundos y dañinos:
1. Rasgos narcisistas
Quieren sentirse admirados, validados y preferidos todo el tiempo. Cuando esto no sucede, lo viven como un rechazo insoportable, aunque la situación no sea grave. Su enojo puede ser una forma de exigir atención y castigar emocionalmente al otro.
2. Inseguridad disfrazada de fuerza
Muchos hombres que reaccionan así en realidad tienen una autoestima frágil. Les duele profundamente no sentirse especiales, y lo expresan con reproches, gritos o control.
3. Apego ansioso y miedo a perder el control
Detrás de la ira puede haber miedo: a no ser suficiente, a que los reemplacen, a ser olvidados. Pero en lugar de comunicar ese miedo con honestidad, lo transforman en ataques.
4. Estallidos emocionales desproporcionados
Una señal de alerta importante es cuando su reacción no tiene relación con la situación real. Un simple saludo a un vecino o una conversación con un hermano puede provocar una tormenta. Esto puede indicar dificultades serias en el manejo emocional.
¿Qué efecto tiene esto en su entorno?
Las personas cercanas caminan sobre cáscaras de huevo, temiendo su próxima explosión.
La pareja o los hijos empiezan a limitar sus relaciones o su expresión por miedo.
Se instala una culpa silenciosa: “mejor no le digo”, “no quiero que se enoje”, “mejor evito problemas”.
Esto no es amor. Es una forma de violencia emocional.
¿Y luego qué?
Muchas veces, al día siguiente, este tipo de hombre manda un mensaje pidiendo perdón. No se habla más del tema. Él ya “está bien” y espera que tú también lo estés.
Pero una disculpa sin reflexión ni cambio no es una disculpa real.
Reflexión final
“El amor no debería doler ni hacerte sentir culpable por lo que otro hace.
No eres responsable de su ira ni de su maltrato.”
¿Te sentiste identificada con esta situación o conoces a alguien que la vive? No estás sola. Hablarlo es el primer paso para sanar.
Si deseas orientación psicológica o contenido sobre relaciones sanas, autoestima y salud emocional, puedes seguirme o escribirme. Estoy para acompañarte.
Psicóloga Clínica Teresa de Jesús Avilés R.
📧 teresa.aviles@yahoo.com.mx