Una lectura clínica del cuerpo como lenguaje
Metáfora: el cuerpo como cuaderno antes de tener palabras
Hay personas que escriben su historia con palabras.
Otras, cuando aún no saben cómo decirla, la escriben con la piel.
El tatuaje, en ciertos momentos de la vida, es como un cuaderno de bocetos:
no es la obra terminada,
es el lugar donde se hacen los primeros trazos cuando todavía no existe un lenguaje claro.
Quien se tatúa estando perdido no está eligiendo un destino,
está dejando señales para no desaparecer.
Con el tiempo —y con un espacio terapéutico que sostenga—
ese mismo cuerpo que fue lienzo puede convertirse en hogar,
y la identidad deja de necesitar marcas externas
porque ya encontró forma, palabra y dirección por dentro.
No todo tatuaje habla de rebeldía.
Algunos hablan de supervivencia.
Y cuando la persona ya no necesita sobrevivir,
entonces puede empezar, por fin,
a vivir su propia historia.
¿Por qué algunos jóvenes se tatúan cuando se sienten perdidos?
Una mirada psicológica sobre el cuerpo, la identidad y el dolor emocional
En consulta psicológica, a veces aparecen conductas que generan juicio social inmediato: tatuajes extensos, cambios corporales, decisiones que parecen impulsivas. Sin embargo, cuando se observan desde una mirada clínica y humana, suelen ser mensajes silenciosos del mundo interno.
Hoy quiero reflexionar sobre una pregunta frecuente:
¿Por qué algunos jóvenes se tatúan en momentos de crisis, confusión o vacío?
El tatuaje como ancla cuando la identidad no está clara
La adolescencia tardía y la juventud temprana son etapas donde la identidad aún no está consolidada. Cuando una persona ha vivido inestabilidad emocional, figuras parentales inconsistentes, pérdidas, cambios abruptos o rupturas de proyectos, puede surgir una sensación profunda de no saber quién se es ni hacia dónde se va.
En ese contexto, el tatuaje puede funcionar como:
Una marca de permanencia cuando la vida se siente inestable
Una forma de decir “aquí estoy” cuando se ha sentido invisibilidad emocional
Un intento de apropiarse del cuerpo cuando el mundo interno se percibe caótico
El cuerpo se convierte en un territorio donde sí se puede decidir.
El cuerpo como lugar de control
Cuando la vida externa parece fuera de control —la escuela, la familia, el dinero, las relaciones—, el cuerpo se vuelve el único espacio donde la persona siente que nadie puede decidir por ella.
El tatuaje no siempre es rebeldía.
Muchas veces es autonomía desesperada.
“Esto sí es mío. Esto sí lo elijo. Esto sí permanece.”
Tatuajes e identidad prestada
En algunos casos, el tatuaje no representa aún una identidad construida, sino una identidad prestada o compartida:
con la madre, con una amiga, con una relación significativa.
Esto no habla de superficialidad, sino de una necesidad profunda de pertenecer, de no perder al otro, de dejar una huella de vínculos que se temen frágiles.
Cuando hay miedo al abandono, el tatuaje puede decir:
“Aunque te vayas, aquí te quedas.”
¿Es un problema tatuarse?
No.
El tatuaje en sí no es patológico.
Lo clínicamente relevante es el momento vital en el que ocurre, la intensidad, la urgencia y lo que la persona intenta regular emocionalmente a través de él.
El tatuaje puede ser:
Regulador emocional
Acto de afirmación
Ritual de cierre
O anestesia simbólica ante el dolor
Cuando el cuerpo habla lo que la palabra no puede
Hay jóvenes que no han tenido espacio para expresar enojo, tristeza o decepción. Que crecieron siendo “los maduros”, “los responsables”, “los que no daban problemas”.
El tatuaje puede ser el grito que nunca se permitió.
Una mirada sin juicio
Desde la psicología, no se trata de prohibir, señalar o moralizar.
Se trata de escuchar qué está intentando decir el cuerpo.
Porque muchas veces, antes de que la persona pueda decir:
“No sé quién soy”
“Me siento perdida”
“No quiero desaparecer”
…el cuerpo ya lo dijo primero.
El verdadero trabajo terapéutico
El proceso no es quitar el tatuaje, sino ayudar a que la persona no tenga que seguir usando el cuerpo como único lenguaje.
Que pueda construir identidad, deseo y proyectos desde adentro, no sólo desde la piel.
Nadie se pierde porque quiere.
A veces simplemente aún no sabe cómo encontrarse.
Si necesitas acompañamiento psicológico, puedes contactarme de manera privada.
Tu psicóloga,
Tere Avilés
teresa.aviles
teresa.aviles@yahoo.com.mx
